Que tú no duermas sola

Sigo soñando que hacemos el amor pero sigo despertándome sola. A veces pasa eso de que piensas en una persona 23 horas al día. Solo en la persona. Al cabo del tiempo te das cuenta de que no recuerdas las últimas horas que pasaste con ella. Y entonces empiezas a pensar y te vienen imágenes descoloridas a la cabeza, como una película antigua. Y te gusta. Y quieres recordar más y quieres llorar de la alegría de lo buenos que son esos recuerdos. Y lloras. Y sigues recordando. Y te encanta, joder. Tienes un nudo en la garganta. Cómo se puede desear tanto a una persona que no quieras soltar su mano nunca, no quieras que un abrazo termine ni quieras tus labios a más de 10 centímetros de los suyos. Es entonces cuando te das cuenta de que las peleas, los celos o la distancia no son nada, escribir estas palabras y que salgan de dentro lo es todo. No necesitas más. Quererte me llena.