Mierda, me gustas un montón.

El amor según la ciencia habla de subidones de adrenalina al ver o pensar en esa persona. Y es una rallada si hacen un trabajo sobre ello y lo exponen en clase. Y sin querer piensas en ese alguien, y el corazón se llena de esa adrenalina, se quiere escapar por la boca. La ciencia también describe la subida de la presión arterial como un síntoma de esta enfermedad (porque sí, lo llaman enfermedad). Te imagino disfrazado y mi sangre acelera. El amor libera anfetaminas, que enganchan. Es por ello que algunos se refieren al amor como una droga natural. Esas mariposas en el estómago no son más que la liberación de glúcidos, que pasan a nuestros músculos (por eso también se dice que el amor nos hace fuertes). Me tienes liberando glúcidos a todas horas.. Creo que nunca he estado tan interesada en una exposición de Ciencias.

- Olvídalo, todo acaba.

Los domingos suelo prometerme que cambiaré de vida.

Y lo que tendrás que hacer ahora, después de las confesiones y los perdones, es entretenerme mientras coges las llaves de casa, le pides a tu hermana pequeña que te cubra, y sales de casa corriendo hacia el metro. Línea 4, dirección Pinar de Chamartín. Y al entrar, sin que yo ya no pueda hacer nada, prometerme una vida junto a ti, todos y cada uno de los fines de semana. Aparecer en mi barrio, encontrarte y correr a abrazarte. Y hundir mis manos en tu pelo, y rodear tu cuerpo con mis piernas. Dormir en tu boca. Aficionarme a ti. 

Algo me dice que esto solo es el principio de un eterno ''FIN''

Cuanto peor te trate más te estaré queriendo.

El patito. El dos. Nuestro número. Estaba equivocada contigo. Yo y un par de personas más. No es fácil de describir. Me sorprendes en los peores días con tus ganas de mí. Cuando sales a la calle con tu sonrisa, esa que desentona con la de todo el mundo, que es imposible no mirarte. Tus aires de chico duro, cuando eres más blanco que mi propio colchón. Que voy a abrir la ventana esta noche y voy a cogerle gusto a ese frío de dos mantas y una colcha que te encantaría compartir conmigo. Y es que no son horas ya. Y es que he conseguido que te quedes y me desees un poquito más. Y es que podemos hacer de este sueño una realidad. Un sí que no acaba nunca. Un mundo para nosotros, y una habitación nuestra hasta dentro de otro patito de años, que entonces ya será un levantarme a tu lado todos y cada uno de mis días. Y reír cuando te quedases dormido. Y tomar café del malo y tostadas quemadas. Duchas de agua fría. La radio cambiando de cadena constantemente. Comer sandwiches de pavo. La siesta bien pegaditos. Y que me incordies, y me atrapes. Y tardes de invierno contando historias bajo el edredón. La antena de la tele rota. Los dvd's rallados. La estantería con mis libros y el armario con tus trajes. Para cenar pediríamos comida china, para no perder costumbres. Y un cajón de plástico. Y el bote de las medicinas. El termómetro de mercurio. Un contestador con nuestras voces. Miles de regalos de cumple. Todo lo que imagines, pero todas las noches la ventana abierta, para sentir el frío que nos ha unido. Nos separa un patito de años, en los que se cuela tu sueño. Y yo te deseo lo mejor, y sé que puedes. Te deseo toda la suerte del mundo. Otra cosa es lo que entiendas tú por suerte...
¡Feliz patitoversario atrasado!

¡Guapo!

Levantarme cada mañana e imaginarte medio dormido en el tren, y sonreír pensando en tu sonrisa, y volver a sonreír al verla. Y mirarte. Que quiero poder acercarme a ti y decirte lo mucho que me gustan tus ojos verdes. Sigo esperando encontrarte en la parada del autobús, y hablar, y conocerte, y saber lo que se siente cuando te vas y no querer que lo hagas. Regalarte mis buenos días, quedar en el quiosco como aquella vez. Hacerte reír. Enamorarte. Emborracharme y que me lleves a casa. Sentir tu mano agarrando la mía. Conseguir hacer que los silencios no sean incómodos. Tu voz en mi cabeza a todas horas. La marca en mi brazo. Es algo mágico, difícil de explicar.
Mierda, me gustas un montón...

Qué bonito eres.

Sólo agarra el teléfono, te contestaré si tengo que hacerlo. Lo que es extraño de esto, es que estamos justo al final. Estoy orgullosa de decir ''te tengo a ti''.
Sigue adelante y dime adiós, estaré bien. Sigue adelante y hazme llorar, estaré bien. Y cuando necesites un lugar a donde ir.. para bien o para mal, te tengo a ti. No nos vamos a venir abajo, ni a amargarnos, vamos a ser mejores que eso, y recordaremos el frío que se siente cuando estás solo. Saldremos adelante, sin dramas ni espectáculos. Solo quiero decir te tengo a ti. Porque esto es amor y es vida, y no lo podemos controlar, y sino nos sale bien, no me perderás por hacérmelo saber. 
Yo me encargo de que estés bien y tú te aseguras de que yo sepa que lo estás. Y por mi, nadie mira.

- Estoy muy pero que muy orgullosa de ti, cariño. De verte alejarte y cumplir tu promesa.

Demasiado duele una despedida, una vez más.

Nada duele más que comprobar que estabas equivocada; que la persona correcta conseguirá siempre hacerte latir de nuevo, no importa lo equivocado que sea el momento, y desear París y más atardeceres y escribir sobre él todos los días.
Nada duele más que sorprenderte suspirando y, después, arruinarlo todo, asustarte como una niña de que alguien haya traspasado por fin tu frontera. Nada duele más que recuperarlo y perderlo en las mismas doce horas, pasar de creértelo todo y visualizar el futuro a una cama oscura y recóndita con Elvis resonándote en los oídos.Y cantar Can`t Help Falling In Love With You a pleno pulmón, sin importarte ya quien pueda escucharte. Abrir las fronteras y gritar en vano que ya no necesitarás pasaporte si quieres volver. Que tenías razón, que mi/la puerta está abierta si quieres marcharte y también está abierta si quieres regresar. Sonreír tristemente pensando que algunas cosas están destinadas a estropearse siempre, como dos piezas de puzzle que simplemente no encajan, como dos bailarines que se mueven descoordinados, como las dos agujas de un reloj que avanzan rápidas una detrás de otra sin llegar nunca a alcanzarse. Y pensar que es cierto, que nada duele más que acercarse a unos milímetros de lo que quieres y no ser capaz de alzar la mano y cogerlo. Porque te mueres de miedo de dejar de quererlo instantes más tarde. Y pensar que nada duele más que reírte de lo equivocada que estuviste, de lo erróneas que eran tus predicciones y tus apuestas. Ser consciente de que podrías estar horas y horas haciéndole compañía. Comprender por fin que esto es lo que hay y que en lo que a el respecta nunca fue tu decisión, siempre fue él el que dictaba las reglas aunque pensaras lo contrario. Y así descubres por fin lo que es querer, susurrándoselo a alguien en una noche de borrachera y entendiendo al fin que amar significa desear que la otra persona sea feliz, poco importa si es contigo o si es con otra. Aunque el lugar que te pertenece en su mente lo ocupen arcos de medio punto. Y así, olvidando el pasado, odiando el presente y temiendo el futuro, escribir todo lo que piensas y, dentro de una botella, lanzarlo al mar a la espera de que él lo lea.
O a un blog si, como yo, vives en una ciudad sin playa.

Yo misma me lo busco.

Has creado en mí una necesidad de nuestro sentimiento. Has hecho que me convirtiera en alguien parecido (o igual) a ti. Dicen que suele pasar cuando te hacen mucho, mucho daño. ¿Un trastorno mental, aunque sea leve? Puede ser. De lo que si estoy segura es de que me has convertido en una mala persona, débil y demasiado corriente. Y todo porque lo que tuvimos se transforma y se disfraza, me persigue, nunca me abandona, todo tiene su doble cara, y en una de esas caras siempre estamos /nosotros/. Nuestro sentimiento. Nuestra historia. Tú ya estás más que enterrado desde hace meses,pero nuestro /nosotros/ sigue trastornándome y me tortura con la confusión, la duda y muy sobre todo, la desesperación. 

* Biiiiip, biiiiip..
- ¿Sí?
- No hemos terminado.